viernes, 21 de junio de 2013

Historia de histeria del Papayas



Hace algunos años, digamos 10 u 11, más o menos, mi vida no era otra cosa más que estar aplastado en un reposet jugando por horas “Play Station”, mientras admiraba en segundo plano mi diploma que me certificaba que había terminado mi carrera universitaria, tons por tal esfuerzo me pensaba tomar un año sabático, pese a toda la presión que ejercía sobre mí todo el entorno, encabezado por mi señora madre, que de tantas veces que me decía “Huevón” llegué a olvidar mi nombre de pila.

En resumen, para mí todos los días eran domingos, no me afligía tener varo y si tenía alguna necesidad básica como comprar el diario “Record” o unos chocorroles, recurría al clásico robo hormiga aplicándolo de forma inteligente sobre el cambio de las tortillas, a la semana sí me hacía de mis 50 pesos, una generosa entrada de dinero para un gamer sin oficio ni beneficio 24 x 24.



Pero no todo era miel sobre hojuelas, mientras recibía el despreció del caprichoso mundo de los medios aún siendo “Licenciado en Ciencias y Técnicas de la Comunicación” hecho y derecho, mi cuerpo me empezó a generar una extraña dolencia en la piernita derecha, algo así como un calambre que no era calambre, pero que me imposibilitaba para poner la planta de mi pie firme sobre una superficie.

Al principio ignoré la molestia, pues estaba jugando las semifinales del “Pro Evolution Soccer” con la selección de Francia y Zidane estaba inspirado, no podía dejar pasar mi momento de gloria por un pinche dolorcito, ni que fuera que o qué.



Pasaron las horas, yo aún lamentaba mi eliminación en semifinales con Francia y el dolor seguía presente. Entonces decidí pararme para ir a hacer pipí, y el dolor… seguía ahí. La cosa ya me empezaba a preocupar, pues nunca me había pasado algo así, entonces antes de perder la calma tomé el teléfono, y como María me puse a echar el chisme con algunos cuates y alguna que otra voz con autoridad que conocía por aquellos años, a todos les platiqué mi extraña dolencia, al final de 4 diagnósticos, 3 coincidían extrañamente en lo mismo: ¡Diabetes!

Dejen ustedes la enfermedad, pues he tenido desde pie de atleta hasta verrugas en la espalda y de todas he salido ¡pero diabetes! ¿Dejar de comer carnitas, chupe, refrescos, chocorroles, rufles y más a mis 22 años? Neta para mí eso fue uno de los golpes más duros que pude recibir a tan corta edad.
Hice lo que cualquiera haría en esos casos: ¡Recurrí al Dr. Simi! Basta de escuchar a improvisados, era hora de que un profesional tomara mi caso, entonces, a falta de varo le dije a mi mami que me llevara con él.

Yo iba con el ánimo hasta los suelos, neta que renunciar al “Torres X” a 2 años de conocerlo era una locura, prefería renunciar a mis tazos, a mi nombre, a mi álbum Panini, pero no al “Torres X”. Después de esperar a otros pacientes medios rotos, pasé con mi madre, no me crean, pero escuchaba la marcha fúnebre mezclada con la música guapachosa que bailaba la botarga gigante del Dr. Simi afuera del consultorio, todo era una calamidad. Después de exponer mi pena con el Doctor, de pasar por la revisión de rigor, de esperar lo peor el Doctor me dice: ¿A qué se dedica, amigo Juanito? (Sí, no siempre me he llamado “Papayas”) bueno, les decía, después de esa pregunta incómoda, en la que mis ojos buscaban alguna respuesta más decente y decorosa a solo decir: “Nada”, mi santa madre me salvó diciendo: “Acaba de terminar la carrera, Doctor”… Uffff, gracias a Dios pasé de ser un “huevón” a nomás “un desempleado con aspiraciones”.



Ya que el Doctor sabía que estaba con un paciente profesional igual que él, regreso a su pinche pregunta: ¿Y ahorita qué haces, amigo Juanito? Ya no había mucho que hacer, así que maquillé un poco mi respuesta, un tanto cuanto para darme mi taco: “A pues… me gusta leer el periódico, para estar el día, me gusta escribir algunos artículos, también me gustar actualizarme (o sea puras chingaderas que ni hacía) y juego Play Station”… y justo ahí, fue ahí dónde el Doctor me agarró en la movida, pues me preguntó: ¿Cuánto tiempo juegas, amigo Juanito?… “No pues, un rato”, le contesté, y el cabrón intrigoso todavía me pregunta: ¿Un rato? Hablamos de ¿horas? Y yo, tal cual chamaco agarrado en plena sacada de moco le dije: “Mmmm sí, unas horas”… Y el Doctor así desnudándome ante mi madre, como para recordarle lo huevón que era me preguntó: ¿Cuántas horas?... Yo no entendía qué tenía que ver mi afición sedentaria con la pena que me cargaba el posible diagnóstico de “Diabetes” que por el dolor de mi pierna eso parecía, entonces le respondí: “Mmmm, muchas”…

Y después, un silencio sepulcral. Yo esperaba lo peor, mi madre, a pesar de llamarme “Huevón” de forma sistemática, aplico sobre mi la típica mirada de madre afligida por su muñeco, el doctor escribió algunas cosas en una receta, de repente, reflexionó, arrancó la receta, la hizo bolita y la tiró, puso ambos brazos sobre su escritorio y por fin dio el diagnostico: “Amigo, Juanito…



El diagnóstico del Doctor y más drama, en mi siguiente blog. Gracias por leer!



miércoles, 14 de marzo de 2012

Biografía no autorizada de Danny Penetrón (SEGUNDA PARTE)

Porque el pueblo así lo demanda me dejo venir con una aventura más del gran Danny Penetrón, el Angelo Pepeto Bonavena "azote de las nenas" de barrio bajo. 






Para quien no ubica al gran Danny Penetrón porque no ha escuchado de sus aventuras o le dio hueva leer mi blog pasado, les platico que es un ente lleno de sabor y ritmo en sus piernas, de vez en vez le da luz a su sedosa cabellera aplicando un cotorro mechón güero, cosa que lo hace ver más varonil que Fabián Lavalle, pero por extraño que parezca eso derrite a las rorras de Neza, Iztapalapa, Ixtapaluca, Chalco y 30 minucipios más del poblado Establo de México.


En fin, el punto es que generalmente acá su papaya guionera pues recibe el castigo del caprichoso mundo del espectáculo y no percibo varo por un tiempo, así que me veo en la necesidad de recurrir a mis cuates para realizar algo que vaya de acuerdo a mi carrera, el gran corazón de Penetrón se enteró de tan penosa situación y me dio un puesto digno, acorde a mis 4 años universitarios: jala cables en una fiesta de XV Años. Yo acepté porque 300 pesitos por 4 horas, alcohol gratis y tirar rostro haciéndonos pasar por trabajadores de la BBC era una idea seductora, pero no, ¡¡¡¡ohhh grave error!!! se convirtió en una de las noches más largas, penosas y pachecas de mi vida.


El trato estaba hecho, yo llegué en punto de las 4 de la tarde para grabar a la quinceañera, que parecía como si alguien hubiese levantado una piedra porque estaba bien araña la princesita, pero ella soñada con su vestidote rosa y su grosero escotote que dejaba al descubierto varios y muy finos chupetones que horas antes o en el ensayo algún chambelán fogoso le dejó ir. Y sí, ahí estaba el gran Danny Penetrón cerrando el trato con el señor padre del bello ejemplar autóctono que cumpliría sus 15 primaveras y que sería presentada ante los ojos de la siempre ruda sociedad, porque la festejada dejaba de ser niña para convertirse en toda una mujer; que dicho sea de paso y no es porque uno sea fisgón pero la quinceañera ya mostraba un misterioso vientre abultado, los padres juraban que eran los pambazos que horas antes repartieron a los invitados, y como la nena es de digestión lenta pos... Pero como bien diría mi amigo Hermilo: ""Excusa no pedida, culpa manifiesta" ¿me entendieron? o sea que los papás nomás le hacían al guey porque la nena tenía de niña lo que yo de astronauta ¡nada!






Después de balconear a la nena, parlé un rato con el buen Penetrón, pa saber la logística de la grabación del evento, pero él que no se inmuta ante nada y ante nadie me dijo algo que dejaba ver la planeación de su trabajo: "Vamos a hacerlo como salga" ¡¡¡MADRES!!!! y para ponerle la cereza al pastel sacó una pinche cámara casera Hi8 para echarnos todo el pachangón. A mí ya me estaban sudando todos los orificios de mi cuerpo, y cuando digo todos son ¡ todos !, ya que en ese instante le sumé más estrés a mi sábado laboral al enterarme que el papá de la chamaca era policía judicial ¡¡ o que la chingada!!


En fin, yo de jala cables pasé a camarógrafo, después realizador y hasta finalizar como productor, porque el buen Danny se transformó en el RP de nuestra empresa fantasma, en pocas palabras le valió reverenda chichi la grabación y empezó a socializar.


En la Iglesia no hubo tanto pedo, yo me encomendé a todos los Santos ahí venerados y agarré como tripié la fuente en donde el Padrecito bautiza, y como la cosa no era bautizo si no XV años pues sin problemas, el problema comenzó cuando llegamos al salón de fiestas, un salón que como todos es oscuro y más de noche. Entonces el buen Penetrón al ver que la lamparita de la cámara no alumbraba ni madres, nos fuimos corriendo a una tlapalería en pleno sábado y a las 8 de la noche, una cosa bien divertida, buscábamos la iluminación mientras que en la fiesta la quinceañera ya había cumplido los 16, una verdadera pena.


Regresamos al Salón de Fiestas, para el mejor momento de la noche: El vals de la nena, que interpretado bajo la melosa y choteada "Tiempo de vals" de Chayanne, la festejada pasó al centro para abrir pista con su orgulloso padre, que ya emanaba de su boca ese singular tufo a Bacardí, le siguió el padrino, que ayudado por unos primos logró terminar su penosa participación bailando 3 segundos con su ahijada, para después caer como costal de papas contra el suelo, de ahí se vinieron todos los Gómez, Hernández, Bolaños, Sánchez y demás familiares que celebraban gustosos a la nena que no dejaba de llorar, no por la emoción, si no porque el papá de su hijo ¡¡¡ perdón!!! uno de sus chambelanes no pudo llegar a tan magno evento.


La intensidad de la noche subió cuando los chambelanes hacían todo su show con la quinceañera, todos como magos disimulaban a la perfección las fajas de cargador que traían, digo, por pura seguridad, no vaya a ser que en pleno bailongo a uno se le bote el ombligo por cargar a la damita. Ya para cerrar con broche de oro todo el dancing que la nena preparó a sus invitados, la ternurita tuvo el tino de sorprender a sus papis vestida, o desvestida, como Ninel Conde y Niurka, pasando por Liz Vega y Maribel Guardia, una cosa digna del aplauso, claro, si es que se está en un congal, pero siendo una inocente Fiesta de XV Años la madre de la nena optó por irse al baño para no ver el desfiguro de su hija, al papá hasta se le bajó la peda y nomás veía con ojos de "te voy a matar" al pinche maestrito de baile; bueno con decirles que el padrino ya le estaba poniendo un billete a su ahijada, yo como ni era de la familia estaba feliz, por un rato se me olvidó que ni estaba grabando tan penoso show familiar.




Ya eran las 3 de la mañana, yo ya estaba hasta la madre de esa fiesta, que pa mi desgracia siguió hasta la casa del policía judicial, ahí para no hacerles el cuento largo pagué todas mis mentadas de madre y mala onda hacía los policías, porque entre copas y que eran un montón de gorilas judiciales se divertían haciéndome manita de puerco, sometiéndome contra la pared y aplicándome calzón chino, nomás porque ya estaban bien teporochos y yo representaba algo así como la botana del lugar, y usted se preguntará y ¿Dónde estaba Penetrón? Pues nuestro Mauricio Garcés del nuevo milenio, bailaba con dos rorras al mismo tiempo esa bonita y guapachosa melodía de los Angeles Azúles "Tiene espinas el rosal" tan bueno pa la guaracha es el Penetrón que las nenas hacían cola, y como en botica había de todo: casadas, divorciadas, viudas, la quinceañera, jotillos y solteras. Y mientras Penetrón danzonaba yo estaba en un rincón escondido de esos borrachos con placa de judiciales, recuperando mi dignidad y lo trozos de calzón que encontré botados por el patio después de 14 calzones chinos seguidos, hasta que una mujer de 35 años más o menos se me acercó y con cierta pena me preguntó: ¿Oye, Penetrón es tu primo?... Al final la inocente, esposa de uno de los judiciales, me pidió el teléfono de Penetrón, a escondidas, para que bailaran otro día, señora ¡ pécora!






Eran las 7 de la mañana del Domingo  y por fin Penetrón se cansó de bailar con todas las invitadas, al verlo salir yo de inmediato salté como gato detrás de las cajas de cartón de Corona y a correr porque los pinches judas tenían cuerda para rato. Al final Penetrón jamás entregó el video de la fiesta, me pagó apenas 100 pesos y todavía yo puse los boletos del metro. ¡¡¡que grande eres Penetrón!!!


Si quieren saber más de las fabulosas y reales historias de Danny Penetrón escriban en éste blog o en @papayasjc . Mantengámos vivas las lecciones de un gañan con cara de galán.




viernes, 3 de junio de 2011

Biografía no autorizada de Danny Penetrón (actualizada)

Carnales un placer abrir el 2011, justo en junio, mes en donde no vamos ni venimos si no todo lo contrario, con la biografía no autorizada del gran Danny Penetrón, un personaje que me enseñó lo que es tener mugre en las uñas y sentirse orgulloso, un tipo sin prejuicios, que no necesitaba de fotos farolas haciendo cuernitos con las manos, así muy rocker, porque ÉL ERA ROCKER sin necesidad de plasmarlo, sin duda un personaje, que usted amable lector, debe conocer, así que le comparto 3 historias que posicionan al Danny Penetrón como el Alfonso Zayas del Nuevo Milenio, abra bien sus ojos y prepárese para lo naco, con tintes de súper héroe:



"Si yo namás estoy bailando": Un sábado estaba echando la fiaca viendo el panbol, cuando de repente sonó mi celular a eso de las 7 de la noche, era nada más y nada menos que el buen Danny Penetrón que muy atento me invitaba a un evento digno de la realeza: Fiesta de fin de año en una fábrica de trajes, allá en la hermana República de Neza, en donde asitirían todos y cada uno de los empleados que para efectos laborales los llaman: obreros... Tons la cosa pintaba bien, y obvio para tal evento no podía ir en fachas, así que agarré mi mejor gorra y vámonos a la fiesta, mientras el chupe sea de a grapa ahí estaré, pero la fiesta ese día transformó la buena onda y jocosidad en rezos y una pistola a punto de ser disparada, cheque usté el dato...

Bueno, pa no hacerles el cuento largo llegué a eso de las 9 p.m y en el ambiente Margarita, la Diosa de la Cumbia sonaba a todo lo que daba en un par de bocinones que entre semana usa el Frente Popular Francisco Villa en sus arrejuntes, pero el fin de semana es pa la fiesta, como la que tenía frente a mis ojos, más de un hermano obrero bailaba con el clásico arrejunte de pierna, chorizo y huevo con su pompi, una cosa muy bonita, no tan bonita como ir por los tacos de guisado y darte cuenta que para esa hora todo está más frío que la nalga de un muerto, y lo único que sobraba es el arroz y tantitos frijoles ¿las tortillas? más tiesa que revista porno en habitación de un puberto... De repente empezaba como a ensombreserse la cosa, hasta que el buen Danny Penetrón se apareció ante mis ojos y se discutió con una chevecha, tons la cosa empezaba a componerse, recuerdo que ese día yo no era el unico invitado BIP del Danny (Bien Importantes Personas) tambor había un par de galancetes de poca monta a los que el Danny les rendía culto, porque eran sus compas de la agencia en donde vendían autos, y uno de ellos era un Dandy que se ligaba hasta a los mecánicos de la agencia, cosa que para Danny era algo así como tener un doctorado el el arte del perreo, para mí la neta fue un dato que ni me impresionó, y menos cuando el "referido" lucía ya bastante pedo agarrando de manera arbitraria las partes de una señorita obrera que, no dudo, se ligó en tan elegante evento y ambos disfrutaban del arrimón mútuo, un ejercicio plenamente democrático.



En fin, la noche transcurría viendo como la fiesta disminuía en ritmo y gente gracias a que los enfiestados hermanos obreros caían uno a uno víctimas de ingerir Don Pedro como vikingos, una verdadera lágrima, mientras, para ese momento era común ver bailar al Danny Penetrón con una Doña de caderas pronunciadas que gozaba como loca todas y cada una de las vueltas, arrimones y tentadas que le ponía el Danny a la feliz cuarentona a ritmo de "Mi cuerpo no está hecho de metal, mi cuerpo no está hecho de madera..." una cosa muy urbana que parecía molestar de forma grosera a un viejillo huevos de pasa y a un chavón como de 35 años, yo decía: igual y ya están pedones mala copa, ¡pero no!, ambos lucían sobrios y molestos, todo lo contrario al Danny, que estaba jocoso y bien pedote, la razón del estado de ánimo de Danny era obvia, pero la de los dos compas anteriormente descritos estaba justificada: eran el esposo e hijo de la mujer que contoneaba sus carnes al ritmo guapachoso del Danny, además ¡eran los dueños de la fábrica!...

Tons yo que no estaba tan pedo, deje mi taco de arroz frío y advertí, de manera discreta, al súper héroe del que hoy hablamos que le bajara de watts con la distinguida señora, porque parece que a su marido y a su hijo no les da mucha gracia ver cómo toqueteaba a la dama, menos cuando bailaban lambada mientras sonabá en las bocinas música de Paquita la del Barrio, tons algo no checaba, cosa que le valió reverendo pepino al Danny, que seguía ejecutando el baile prohibido, la neta se venía lo peor, bien me decía mi madre: "no vayas a esas fiestas de barrio que terminan mal"... Y sí, ésta no iba a terminar mal iba a ¡¡¡¡TERMINAR PÉSIMO!!!, tons salí a tomar un poco de aire porque el ambiente estaba bastante espeso, momento justo en que el hijo del ofendido y de la señora candente, salió con 3 de sus guarros, me esquinó y me dijo: "Mira, tú que no andas tan pedo dile a tu primo (sí, el Danny Penetrón es mi primo) que le baje de huevos o si no ¡ LO MATO!"... Zas, con esas amanezas a cualquiera se le baja la peda, menos al Danny Penetrón, que como imán me siguió a la salida, sin saberlo,  iba directo a la boca del lobo, fui como la carnada, cosa que me estaba haciendo sentir muy mal, estaba entregando a mi primo tal Judas lo hizo con nuestro Señor; tons el Danny pedísimo llegó con sus "nuevos amigos", el hijo de la viejo y la caliente lo agarró del cuello, lo pegó contra la pared, sacó su pistola y se la puso en la panza y le dijo: "No te pases de pen... diente con la esposa de mi papá"... Tons yo esperaba un: "Sí, perdón, es que ando pedo" y acto seguido cagarse del miedo, pero NO, acobardarse no está en el diccionario de Danny Penetrón que sólo respondió: "Si yo namás estoy bailandooooooooo" quitó la pistola de su panza, y siguió echando danzón... Ese cabrón es hombre y no payaso!!!


Restan dos historias por contar: "Los XV años en plena calle" y "Los XV años de la hija del Judicial", la neta son fiestas por las que el Danny Penetrón debe ser canonizado, es un santo para todos aquellos que buscan al nuevo Mauricion Garcés, un hombre, un ejemplo, un semental... La siguiente semana nos chutamos el resto, mientras, sean felices y saquen a ese Danny Penetrón que todos llevamos dentro, besos!!!

viernes, 3 de diciembre de 2010

Más buena publicidad del cono sur

Otra de los argentinos, igual y con eso de la paternidad ando muy gay, pero la neta el comercial es una joya, chéquelo usted, amigo lector

Algo de buena publicidad

Al César lo que es del César, y a los argentos su buena nota de 10 con éste comercial bastante chispa, cosa de que lo gocen; en una entrada más subiré alguno de los comerciales que dan la cara por los creativos de México con los muchos y muy buenos de Tecate, mientras chútense ésta joyita del chupe Fernet Cinzano en su versión argentina

domingo, 28 de noviembre de 2010

Historias de la patada, yo fútbolista. PARTE II

Es correcto, debido a la groseras demandas de e-milios pidiendo más frustrantes historias de mi pasado pambolero, pues hay les van otra tercia de penosas experiencias, que si le voy sumando nos da material como para armar otro guión de "El chanfle, del nuevo milenio", dicho lo dicho me arranco con  la primera.

1.-"La delgada línea entre un equipo de fútbol y el Circo Atayde": Así es, cuates, uno de los equipos en lo que más me identifiqué fueron las fuerzas básicas del León, aquí en el DF, y la neta me sentía uno más porque todos eran igual de malos pal fútbol que yo, el ambiente era digno de un equipo como el nuestro, antes de cada entrenamiento, de forma religiosa, teníamos como tarea recoger las piedras, vidrios, perros muertos, llantas o cualquier objeto extraño que contaminara nuestra cancha de entrenamiento, para así evitar el incómodo vidrio enterrado en la planta del pie que se metía con singular alegría y facilidad al calzado, ya muy gastado, de los compañeros.

Ese tan sólo era una de los penosos factores que rodeaban nuestro gris entorno de todos los días, aunque nadie ponía "peros" porque siempre nos doraban la píldora con el discurso de que un día "los buscadores de talento del Club León nos iban a visitar"... ese día JAMÁS LLEGÓ!!!! (quizás porque en ese equipo había de todo, menos talento)

En fin, la rutina de todos los días se transformó un viernes, porque el calendario marcaba una visita a Metepec, para jugar contra las fuerza básicas del Toluca, más de uno empezó a sudar con la noticia, y no por el rival en turno, si no por el precio del pasaje que representaba casi casi vender un riñón para cubrir tan "costoso" viaje, eso era una verdadera pena, porque nuestra principal estrella "el Palmita" estaba más roto que un calcetín, así que el panorama 24 horas antes del juego empezaba a lucir complicado, de hecho terminó en una insufrible pesadilla.

Al otro día, sábado por la mañana, uno a uno llegábamos al punto de encuentro: Metro Taxqueña, todos esperabamos al "profe" para que nos guiára en tan oscuro panorama, pero ni el pinche profe tuvo para el pasaje a Toluca y prefirió mandar en su lugar a un mamarracho que cuando se presentó con nosotros como el encargado técnico del equipo nos distrajeron dos cosas: su pants rojo brilloso extra corrientes y sus bocados de panquesitos de chocolate que salían disparados de su boca mientras se presentaba, una verdadera lágrima.

Para esos momentos la mentalidad triunfadora del equipo era inexistente, de entrada más de uno estaba preocupado en pagar de regreso el varo que le prestaron para el viaje, otros estaban concentrados en rendir a más de 3000 metros de altura con tan solo un tamal verde y un atole de cajeta que traían en la panza y la cereza del pastel, la nota de color que borró por completo nuestra dignidad como jugadores le dió nuestro técnico suplente, al pedir voz en cuello una singular petición al operador del camión foraneo: "Namás no me les vaya a poner películas porno a mi muchachos, si no, me van a llegar bien chaquetos al partido"... El sonoro mensaje hubíese pasado como un chascarrillo al interior del equipo, pero cuando compartes el camión con otros 40 pasajeros ajenos al Club León FC, resulta bastante penoso.

En fin, llegamos a Metepec, de entrada nos impresionó que ibamos a jugar en una cancha con pasto, ¡ adiós a los vidrios, piedras y mocos llenos de polvo !, segundo fue ver la llegada de los tolucos impecablemente uniformados con maletas del equipo al hombro, nosotros lo más que traíamos al hombro era un compañero, el del tamal y atole en la panza, que no aguantó el viaje y para caminar era ayudado por medio equipo para que no se desvaneciera en pleno terreno de juego y causar más pena ajena, bueno, más de la que ya veníamos acumulando.

El partido comenzó, los del Toluca parecía máquinas, su respiración iba perfectamente coordinada con sus desbordes, todos unos atletas, nosotros, pa acabarla de amolar jugamos de entrada con 9, porque la flaca economía nos pasó factura e impidió que empezaramos completos tan importante partido, no sé cuál de todas nuestras penurias nos hizo sufrir más: la falta de varo, la falta de entrenamiento, la falta de nuestro "profe", la falta de hielo para los lesionados (por cierto, en una jugada en la que un compa nuestro cayó como sapo contra el pasto, fue el doctor del Toluca el que lo regresó a la realidad con algunos sofisticados aparatos médicos, supliendo así las obsoletas y cavernícolas cachetas que aplicaba nuestro técnico suplente al enclenque compañero en desgracia para que regresara en sí) les decía, no sé que nos fregó el ánimo, pero al final cada quien sacó sus conclusiones del marcador: Fuerzas básicas del Toluca 20 - Fuerzas básicas del León 1 (y en claro fuera de lugar)


Sin duda un viaje a la tierra del chorizo que nos dejó llenos de dudas, y entre esas dudas saltó la principal: ¿en dónde pitos estaba nuestro técnico suplente? muy fácil, el muy cabrón se fue por su lado dejándonos a nuestra suerte sin dinero, sin dignidad y con una losa de 20 goles a nuestras espaldas, es correcto, cuando el barco se hunde los primeros en abandonarlos son las ratas... Y los técnicos suplentes.


2.- ¡Bosque de Tlalpan, tenemos un problema! ¿me escuchan?.- En el itinerario del H.H Fuezas básicas del Club León estaba marcado dejar nuestra cancha de pasto árabe (pura pinche tierra) para ir a correr al bosque de Tlalpan, para mí escuchar "Bosque de Tlalpan" me resultaba ajeno, porque esos no eran mis rumbos, pero por si las flais justo ese día me tomé mi licuado con harto plátano, nuéz y emulsión de Scott para aguantar la corrida, de entrada salíamos de la rutina, o sea que la cosa pintaba bien...

Ya con el equipo completo el profe dio la indicación de empezar a trotar; sin pedos, es como caminar pero más rápido, la cosa parecía pan comido, además me estaba llenando de oxígeno puro y fresco, todos empezamos en un grupo compacto, como siempre los chingones que eran "El Palmita" y nuestro portero "Comizzo" iban hasta enfrente, yo empecé atrás de ellos, a los diez minutos iba en medio, a los 40 minutos era de los últimos y pasadita la hora ya no veía a nadie, parece ficción pero lo tengo que decir: ¡ me perdí !... Pinche bosque está más grande que la lista rechazados en la UNAM.

La neta por un momento sí quería llorar, pero la pura pena de "haberme perdido en un bosque de la ciudad"  me hacía seguir "corriendo" entre piedras, pasto, ramas y tierra, pero me cae que namás corría en círculo a lo puro menso porque no veía a nadie alrededor, eramos tan sólo yo, mi cuerpo sin alma y aliento, una bola de pajaritos y harto silencio...

Un verdadero drama que se vió finalizado por el buen Comizzo que me encontró, dos horas después de que había terminado el entremamiento, yo como pendejo seguía corriendo haciendo la finta, pero para ese momento TODO EL EQUIPO sabía que un baboso se había perdido, y ese baboso era yo.


3.- "Mi amiga la pared".- En los partidos que tenía la oportunidad de jugar siempre que había saque de banda hacía como que la vírgen me hablaba o pedía una naranjita para refrescarme, la cosa era no hacer el mentado saque de banda, porque la neta NO SABÍA HACERLO, eso de sacar los hombros, tomar impulso y no levantar los talones parace fácil, pero para alguien que es disléxico como yo es una misión imposible.

El punto es que mi inoperancia para realizar un saque de banda quedó al desnudo cuando la bola cruzó la línea, y sin compañeros cerca para realizar el saque y con la premura por empatar el partido, pues me vi obligado a ejecutar tan titánico movimiento, obvio, no lo pude hacer, el árbitro marcó mal saque, técnicamente regalé el balón al equipo contrario, los del equipo contrario aprovecharon una de mis 400 debilidades con ese saque de manos, armaron la jugada y lo demás es historia, una derrota más gracias a mi flaca coordinación motríz.

La penosa y amarga experiencia de no saber realizar un ordinario e inofensivo saque de banda rebasó los 90 minutos de ese juego y se extendió hasta el entrenamiento del lunes, cuando mi técnico puso a todo el equipo a calentar alrededor del campo, menos a mí, a mí me llevó enfrente de una pared, me dió un balón y me puso a realizar saques de banda en contra de la pared, hasta que aprendiera, ya imaginarán la estampa: todos corriendo y yo, como baboso, echando el balón contra la pared, una verdadera vergoña!!!!!

Mis carnales, nos leémos en la próxima y ya saben: zapatero a tus zapatos, y si del cielo te caen limones, limítate a hacer limonadas, y no generen más y penosas Historias de la patada, he dicho, saludos!!!!

domingo, 31 de octubre de 2010

Historias de la patada, yo fútbolista.

Corría el año de 1997, las Chivas se proclamaban campeones del torneo de Verano, señal más que clara para mí, uno de los millones y millones de aficionados al Rebaño, que veía en ese campeonato el momento justo para saltar a la cancha y darle forma a mi sueño: convertirme en jugador de fútbol profesional; de entrada cubría el perfil básico de fútbolista: cero cultura general, hablaba siempre con la "s" al final en palabras como: "mirastes", "dijistes" o "hicistes", vivía en una colonia popular y escuchaba "La Z", realmente "Banda Machos" era un hit difícil de ignorar; en fin, parecía estar listo para jugar en las grandes ligas, pero he de ser sincero, en mi paso por los 3 equipos en los que estuve descubrí un pequeño detalle: no sabía jugar.



Así es, la pinche realidad es dura, porque no es lo mismo jugar afuera de tu casa parando todos los tiros anémicos de mis primos a verte defendiento una portería de 7 metros de largo por 2 y medio de alto, estaba más perdido que la hombría de Juan José Origel, una cosa de miedo, cada que me chutaban yo me quedaba paradito rezándole a todos los santos para poder mover mi cuerpo hacía arriba y detener alguno de estos obúses con etiqueta de gol; he de ser sincero, si algo me ha caracterizado en mi vida es el ser muy terco, pero Dios y la vida estaban empecinados por mostrarme que el camino que yo había elegido de fútbolista estaba algo chueco, para muestra varios botones, que digo botones ¡ una consola completa !, cheque usted, amable lector:

1.- Crack de la limpieza y las naranjas partidas: Uno de los golpes más secos a mi triste paso por los campos del fútbol fue cuando al final del entrenamiento previo a mi primer partido con el Celaya (quesque las fuerzas básicas del DF) el técnico, un verdadero mamarracho que armaba la estrategia previa al partido en cantinas de mala muerte, de esas que huelen a orín de gente que no toma nada de agua, bueno, les decía, mi gran DT nos juntó a todos al centro del campo, neta yo estaba emocionado, sabía que no iba a ser titular, digo, apenas era mi primer semana, pero al menos estaba contemplado en la charla técnica, ¿y cómo no iba a estar "contemplado" si al final de la plática todos mis compañeritos me dieron sus casacas para que YO SE LAS LAVARA?, al principio pensé que era una broma, un chascarrillo de chavones que pretenden ser mis amigos, vaya la clásica novatada, pero cuando uno a uno de mis compañeros de equipo me iba poniendo en mis brazos su apestosa casaca con olor a muchachito de 16 años que aún no se da cuenta que la ardilla ya le ruge gacho y sigue sin echarse de menos limón, pensé que la cosa iba en serio pues lo traté de tomar con "buen humor", "buen humor" que se desvaneció cuando mi DT me dijo: "las quiero bien lavadas para antes del juego y que no se te vaya a olvidar traer unos 5 kilos de naranjas partidas"... ¡ Zas ! las indicaciones técnicas me transformaron de un futuro crack del fútbol a una pinche chacha de treinta y tantos mugrosos.

Digo, decirles como salí de mi casa el día del partido fue algo menos que penoso, una verdadera lágrima: maletita "Adidas" piratísima, una bolsa de plástico oliendo a Suavitel cargada de las mentadas casacas y un bote de leche color rojo a tope con 5 kilos de naranjas partidas a la mitad, eso parecía ser lo máximo que podía soportar mi dignidad de deportista de alto rendimiento, pero no, el último clavo al ataúd de mi orgullo fue en el desarrollo del partido, al llegar al minuto 60 mi técnico se dirigió a la banca en busca de soluciones, y se acercó a mí, la ilusión creció, estaba listo para entregar todo en la cancha, pero no, no hubo necesidad de "entregar todo" en la cancha, mi técnico sólo me pidió "entregar" mi playera y short de juego para que entrara a jugar el Ratón, ¡¡¡¡ verde !!!!



2.- ¿No te gusta otro deporte? Sí, así es, esa pregunta salió de la boca de mi técnico, al darse cuenta que en los poquitos minutos que jugaba siempre estaba presente en los goles, ¡¡¡ pero en nuestra contra !!!... Uno que recuerdo muy clarito fue en un tiro de esquina, un pillo vestido de fútbolista se descontó en el área a uno de mis compañeros, y cómo lo máximo que traían en la panza mis compañeros eran unas galletas "Marías" y un té, pos a la primera de cambios los jiotes y la debilidad se hacían patentes, la cosa es que gracias a ese lesionado entré yo, originalmente iba de portero, pero por lo limitado de nuestro plantel jugaba de lo que la misericordia de mi técnico decidía, la cosa es que justo antes de que se cobrara el tiro de esquina en nuestra contra pues entré, todos tomamos nuestras marcas, yo buscaba alguien no tan mamey y más o menos pendejo para de menos estorbarle; en fin, el árbitro pitó, el rival cobró el tiro de esquina, el balón viajaba justo a mí, recuerdo haber rezado el Padre Nuestro más rápido de mi vida, habiendo 21 posibilidades me cae justo a mí, Cannavaro le hubiese metido la cabeza, Ferdinand de pecho se la hubiera entregado a su portero, Turrubiates hubiera reventado, pero no, yo no quería ser como ellos, y cuando vi la bola venir hacia mí, incliné mi cuerpo de forma estética y en total armonía mente - cuerpo,  para amortiguar bien el contacto del balón, cerré los ojos, metí un patadón y............. AUTOGOLLLLLLLLLLLLLLLL, sí, abaniqué ese balón de fea forma, dejando sin oportunidad a mi portero, en ese momento el autogol y las mentadas de mis compañeros me valían madre, mi mirada solo seguía la mano de mi técnico directo a su rostro, señal inequívoca de lamentación y que de seguro pal otro partido empezaba en la banca. 



3.- Del "Kid Madrizas" al "Rabias": De lo que nunca me pude salvar en este equipo de proletarios era de los pinches apodos, ninguno hacía referencia al fútbol o algo por el estilo, claro que no, el "Kid Madrizas" nació del brillante ingenio de mi técnico, que al verme con un ojo moro me bautizó así, apodo que a los 8 días fue sustituido por uno que se convertiría en permanente mientras estuve con esos vagos: el "Rabias", y como a todo apodo le corresponde una explicación lógica, les cuento, en un  partido contra la porra de los Pumas de la UNAM, su servidor y amigo ¡¡ POR FIN !! empezaba un partido, el rival permitía a mi técnico probar jugadores, digo, los del equipo contrario se hidrataban con chela y su "energizante" era pura mota o ya si querían meter goles le atoraban a otros psicotrópicos harto variados, por esa razón, supongo yo, mi marcaje que hacía a esos pumas "buena vibra" no me daba, namás les alcanzaba a ver el número de la espalda a los muy cabrones, me traían peor que mariachi en Garibaldi, y al ya no haber naranjas para hidratarme pues mis labiecitos dibujaron un contorno blanquisco, como de baba combinada con con sudor y polvo llanero, el ingenio constante y brillante de mi técnico no dejó pasar ese extraño fenómeno que aparecía en mi boca para abotar el "Kid Madrizas" y sustituirlo por el no menos contagioso "El rabias", ¡ ese pinche técnico ! poniéndole apodos a mis padecimientos físicos y yo casi casi al borde un golpe de calor, en fin.

De esas tres que les cuento se repitieron de forma sistemática durante los dos años que duró mi experiencia pambolera, tanto en León, Celaya y los Tigres (todas fuerzas básicas en las que mi madre y padre tuvieron que pagar para que su niño jugara y NI ASÍ JUGABA)  una real pena con sabor a derrota, pero mi frustración la saco en otro blog amigo llamado 2v11.blogspot, mis carnales un placer y espero que se me vengan a la cabeza más historias de la patada, yo fútbolista.